Ceuta, crónica de una crisis política de graves consecuencias humanitarias

Cientos de migrantes, la mayoría de ellos menores, están sufriendo de forma visible las consecuencias de esta crisis diplomática que ha tenido lugar en Ceuta estos últimos días. Decenas de adolescentes siguen varados en las calles ceutíes o en la nave del Tarajal, dependientes de la ayuda suministrada por Cruz Roja. Una rápida y justa reubicación en la península es necesaria para destensar la situación.

Soldados españoles en la frontera entre España y Ceuta frente a un grupo de personas apiñadas en una roca en el mar. Fuente: Antonio Sempere / AFP

Tanto Ceuta como Melilla son Ciudades Autónomas sin capacidad legislativa, que no forman parte del espacio aduanero de la Unión Europea, el Tratado de Schengen se despliega en ellas con notables particularidades y, formalmente, están fuera del paraguas de protección de la OTAN.

Esta singularidad geográfica de Ceuta ha favorecido la constitución de un carácter excepcional en los ámbitos político, militar, jurídico, fiscal, económico, institucional y social, lo que ha propiciado un complejo equilibrio con el que se ha tratado de preservar la viabilidad en todos ellos.

Una vez más, este frágil equilibrio se ha vuelto a romper, y parece que esta vez con más fuerza que nunca.

Todo comenzó la madrugada del domingo 16 de mayo, en la que empezaron a correr rumores acerca de la permisividad ejercida por las fuerzas de seguridad marroquíes en la frontera con Ceuta. La zona más problemática fue la entrada sur, a través del espigón del Tarajal, aunque también se contabilizaron en menor grado entradas por el espigón de Benzú.

Según las últimas estimaciones, se calcula que entre las 8.000 personas que han alcanzado suelo ceutí en el episodio extraordinario que está viviendo la ciudad, figuran unos 1.500 menores. Y según fuentes del Ministerio del Interior, se estima que 5.600 personas ya han sido devueltas al territorio marroquí.

El desencadenante más reciente de estos hechos, reconocido la mañana del miércoles 19 de mayo por el propio gobierno marroquí, ha sido la decisión del gobierno español de acoger a Brahim Gali, líder del Frente Polisario y Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) por motivos de salud. La Ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, alegó que fue una decisión compartida con la Unión Europea, que responde a motivos estrictamente humanitarios. Sin duda alguna, esto ha sentado muy mal en Rabat, y ha sido visto como una traición a un estado vecino con el que mantiene estrechas relaciones comerciales, antiterroristas y de cooperación, entre otras.

Sin embargo, es necesario ir más atrás para tratar con mayor precisión el origen de esta crisis, concretamente al reconocimiento por parte de Donald Trump, en diciembre, de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Eso ha llevado a Rabat a ejercer una presión nunca vista sobre España y la Unión Europea para que “abandonen la zona de confort” de la ONU, en palabras de las autoridades marroquíes, y para que secunden los pasos de Trump.

Durante días, el Gobierno evitó señalar la responsabilidad de Marruecos sobre una posible dejación de funciones de sus fuerzas de seguridad en la frontera. Sin embargo, el miércoles 19 se comenzó a hablar de lo sucedido como una «agresión a nuestras fronteras», tal y como ha mencionó la Vicepresidenta Carmen Calvo . Aunque actualmente parece que la situación se ha calmando, sigue habiendo intentos esporádicos de lanzarse al agua desde Marruecos para llegar hasta territorio ceutí y, por ende, europeo.

Miembros del ejército observan a un grupo de inmigrantes menores a su llegada a la playa de El Tarajal en Ceuta.
Miembros del ejército observan a un grupo de inmigrantes menores a su llegada a la playa del Tarajal en Ceuta. Fuente: Brais Lorenzo / EFE

A la vista de los hechos, se puede afirmar con claridad que la estrategia marroquí de desestabilización pasa por utilizar a las personas migrantes, en este caso ciudadanos marroquíes y personas en tránsito, muchas de ellas menores de edad, como moneda de cambio y herramienta de presión. Este hecho reviste gravedad, y constituye una flagrante vulneración de derechos humanos que no puede pasarse por alto.

Sin embargo, a pesar de que esta crisis tiene origen político y diplomático, la situación de extrema vulnerabilidad que sufre gran parte de la población marroquí, exacerbada por la emergencia de la COVID-19, es una causa importante de la desesperación vista el mes pasado en Ceuta. La dimensión de lo ocurrido en Ceuta advierte del enorme agujero que la COVID ha abierto en los bolsillos de los más vulnerables en Marruecos. En el caso de las ciudades autónomas españolas, el cierre de fronteras ha dejado en una situación límite a miles de familias marroquíes que viven del intercambio informal de mercancías.

¿Y qué ocurre con las devoluciones en caliente?  

El Tribunal Constitucional avaló estas expulsiones en las fronteras de España y Marruecos en una sentencia, dictada el 18 de noviembre, aunque con condiciones y excepciones. Entre ellas se encuentran los menores de edad, que no pueden ser devueltos y deben quedar bajo tutela.  Una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ya avaló esta respuesta el pasado febrero de 2020. No obstante, es necesario recordar que las devoluciones en caliente deben seguir en todo momento un procedimiento individualizado.

Las devoluciones se han llevado a cabo en muchas ocasiones sin ninguna formalidad y de forma colectiva, de acuerdo con las informaciones recogidas por medios y organizaciones locales. Sin embargo, Interior no ha dado detalles del procedimiento que ha seguido para devolver a miles de personas en tiempo récord antes de activar a los letrados y ha afirmado que se trata de “rechazos en frontera” (un eufemismo habitual para las devoluciones en caliente), a pesar de que estos deben realizarse en los puestos fronterizos. Igualmente, tal y como recuerdan organizaciones en defensa de las personas migrantes y refugiadas como CEAR, en el caso de los menores, cuando existen dudas sobre su verdadera edad deben ser trasladados a un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) u otros lugares habilitados para practicarles una osteometría y determinar su edad.

¿Cuál se prevé que pueda ser el resultado de esta crisis?

El Gobierno aprobó una ayuda de 30 millones de euros a Marruecos para contribuir a su despliegue policial contra la inmigración. La partida está incluida en los Presupuestos y previsto su acuerdo desde antes de la crisis migratoria con el Reino alauí del mes pasado, según fuentes del Ejecutivo. Entre 2018 y 2020, Bruselas y Madrid transfirieron al menos 343 millones de euros a Marruecos, además de una larga lista de dispositivos y equipos (todoterrenos, sistemas de vigilancia…) con la voluntad de reforzar el control migratorio.

Por lo tanto, el escenario más probable en un futuro cercano es de progresiva vuelta a la aparente normalidad, y el restablecimiento de las relaciones con Marruecos a pesar de las discrepancias. Dos semanas más tarde, podemos confirmar esta situación de mayor tranquilidad en la ciudad de Ceuta, a pesar de que siguen decenas de menores siguen escondidos, a la espera de encontrar el momento propicio para cruzar el estrecho y empezar una nueva vida en Europa.

Sin embargo, esta tensa calma puede volver a romperse en futuras ocasiones debido a la alta incertidumbre y al empeoramiento de las condiciones de vida que existen, asociadas en parte de la pandemia y a la crisis que ha generado en la zona.

¿En qué se diferencia de otras crisis migratorias?

El origen es el primer motivo diferenciador de esta crisis. Tal y como se ha mencionado, esta crisis responde a razones políticas y diplomáticas, aunque también éticas visto el modus operandi llevado a cabo por el gobierno marroquí. Las últimas informaciones confirman que este último engañó a cientos de niños para que cruzaran la frontera, con el argumento de que verían a Cristiano Ronaldo . También se les instó a cruzar la frontera con el argumento de que en Ceuta podrían curarse de diabetes. Parece una broma de mal gusto, pero los propios jóvenes lo han confirmado a diferentes medios. La situación actual es de una gran desesperación, hay decenas de menores de edad deambulando por las calles, y sus padres piden ayuda para encontrarles. El gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta facilitó el jueves 20 de mayo un teléfono para localizarlos (956512413).

¿Qué soluciones existen?

A corto plazo, la solución más efectiva sería la basada en distribuir la carga de migrantes entre todas las comunidades autónomas, evitando generar zonas de congestión migratoria que asfixian a los gobiernos situados en los puntos de entrada. Es así, que el 25 de mayo se llegó a un acuerdo interterritorial de reparto de 200 menores que se encontraban en Ceuta entre todas las comunidades autónomas.

A medio y largo plazo, la situación es más compleja y difícil de prever. Hay que recordar que las migraciones son síntomas de megatendencias demográficas, económicas, de conectividad y medioambientales que, al mismo tiempo, están en interconexión con muchos otros factores. Según el estudio de Retos y Tendencias 2030 en la UE, solamente el 60% de todas las predicciones migratorias europeas han sido precisas.

No obstante, la decidida apuesta política por la externalización migratoria demuestra una vez más, ya lo recordó el caso de Turquía, que el reconocimiento y garantía de los derechos de la mayoría de los inmigrantes provenientes de la frontera sur no están en el centro de las mismas. Esta posición es el resultado de más de 30 años de ceder soberanía al país vecino. Desde luego, si queremos que el Mediterráneo sea de una vez por todas un elemento de unión y no de separación, un Mare Nostrum compartido entre ciudadanías y modos de vida diversos, debemos buscar alternativas constructivas al modelo de gestión migratorio. Necesitamos una política que abogue por la vida, que es el derecho fundamental más básico que existe.

Una verdadera política de cooperación al desarrollo se antoja más necesaria que nunca. No puede ser una política condicionada al estricto control de los flujos migratorios. La pobreza, la falta de oportunidades laborales y la ausencia de perspectiva de futuro se combaten con medidas estructurales, que traten de atajar estos problemas desde la misma base. A pesar de la enorme dificultad de lograr estos avances, la voluntad política debe ser el primer paso para el cambio.

Igualmente, independientemente de las causas que las motiven, debemos entender que las migraciones son movimientos inherentes al ser humano y lo seguirán siendo. Es por ello necesario valorar las potencialidades de una buena gestión migratoria en materia de integración y convivencia.

Convirtamos la compasión en conmoción, para que esta crisis diplomática y ética no caiga en el olvido con tanta facilidad. Defendamos que las cuestiones de carácter transfronterizo, como los movimientos migratorios, aunque deban adaptarse a cada contexto, requieren soluciones globales y coordinadas para que nuestras responsabilidades morales no acaben en nuestras fronteras y todo el mundo pueda ser partícipe y beneficiario de las externalidades positivas asociadas a las mismas.

Hemos visto en esta crisis cómo las motivaciones que han llevado a las personas a llegar a suelo ceutí son diversas, unas por engaño, otras por necesidad de buscar una vida mejor. Son muchas las historias que confluyen en el mismo sitio, y por eso no podemos reducirlas a una simple cifra, tratando de meter todas las historias en el mismo saco. El abrazo de Luna o los rescates de algunos miembros del ejército son gestos de humanidad y solidaridad que merecen aprobación. Sin embargo, detrás de esas imágenes hay otras personas, de las que no conocemos ni su nombre ni su recorrido, y debemos cuestionarnos por qué no se les está dando la misma voz.

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sergiobolea

Graduado en Relaciones Internacionales, Máster en Globalización y Desarrollo en el Instituto Hegoa (UPV/EHU). Especialmente interesado en los procesos de desarrollo, la cooperación internacional y las migraciones.

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Evolución de las migraciones Tuareg en África occidental

Mié Jun 16 , 2021
Los Tuareg son un pueblo amazigh de tradición nómada que habita el Sáhara y parte del Sahel, en el territorio de seis estados africanos. La conquista musulmana del Magreb en el siglo VII d.C. supuso un notable incremento de la movilidad tuareg hacia el sur, ya que se convirtieron en el nexo entre el islam y los estados sahelianos, teniendo un papel fundamental en las rutas comerciales transaharianas y en la difusión cultural.