En 2003, una rebelión iniciada contra el Gobierno de Sudán en Darfur motivada por la marginalización económica e inseguridad de la región derivó en un conflicto armado que provocó el desplazamiento de millones de personas y acabó con la vida de cientos de miles. La inacción por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas llevó a la recién creada Unión Africana a intervenir a través del envío de una misión de paz conocida como Misión de la Unión Africana en Sudán. La cual terminó evolucionando a una conjunta entre la organización africana y las Naciones Unidas: UNAMID (2007 – 2020), que conforma uno de los ejemplos más notables de colaboración entre las Naciones Unidas y una organización regional.

El norte de África es una de las regiones del planeta que más está sufriendo los efectos del cambio climático. De todos los países de la región, Sudán es considerado uno de los más vulnerables del mundo, ya que sus recursos naturales y ecosistemas se están deteriorando. Los expertos aseguran que, si no se interviene para revertir la situación, varias zonas de este país pueden volverse inhabitables a causa del cambio climático. Pero, a raíz de la revolución de 2019, liderada prácticamente por mujeres – que fueron determinantes para la creación de un gobierno de transición -, Sudán tiene una oportunidad para invertir en desarrollo sostenible y apostar por una economía verde.