En 2018 centenares de huesos fueron enterrados en Namibia después de haber aguardado un entierro digno durante más de un siglo. Dichos restos llegaron desde Alemania, donde a inicios de siglo decenas de científicos acumularon los huesos de las víctimas del primer genocidio del siglo XX. Su finalidad era estudiar la superioridad genética del hombre blanco. Esta no es la historia de cómo volvieron los huesos de la nación herero a Namibia, sino la historia de su genocidio.