Varios países están aportando soluciones novedosas para hacer frente a la situación del coronavirus. En las culturas tradicionales suele hacerse uso de la medicina natural, y la falta de medios ha impulsado el desarrollo de medicinas y de tecnologías fuera de lo «mainstream». ¿Serán funcionales?
Aunque el confinamiento general es probablemente el medio más eficaz para contener el coronavirus, en el contexto del continente más pobre del mundo, esto puede generar un sinfín de eternidades. Con todos los sectores del gobierno ya sobrecargados, un cierre duradero y severo como el que se ha visto desencadenará una enorme repercusión política, social y económica a largo plazo que podría ser más devastadora que el propio Covid-19. Muchas empresas de pequeña escala se arruinarán y millones de personas se verán sumidas en la pobreza y el hambre.
Los países africanos han incrementado sus esfuerzos para contener el virus. Sin embargo, estos se han visto dificultados por los déficits sistema de salud, las bajas condiciones sociales y la deuda con organismos internacionales. Con más de 400 millones de personas viviendo en pobreza extrema, sequías frecuentes, inundaciones y hambrunas, la gestión del coronavirus es un reto que va a costar superar.
Aunque el coronavirus tardó en llegar al continente africano – a excepción de a Lesoto y a las Islas Comoros – el virus se está expandiendo vertiginosamente. La superstición y la desobediencia a las recomendaciones sanitarias son los motores de esta transmisión.