Entrevista con la activista Stella Nyambura Mbau, 11 de febrero de 2021
¿Quién es Stella Nyambura? Cuéntanos un poco sobre ti.
Soy una mujer de 32 años, doctora en Tecnología y actualmente resido en Nairobi. Soy la fundadora de la plataforma LOABOWA, enfocada en la resiliencia climática. Actualmente también me dedico a ser scientist for future y voluntaria en varios espacios como la COP (la no oficial), Mother Earth Project (donde ayudo a distribuir los llamados «paracaídas por la
Tierra» en 15 países africanos), Polluters Out, entre otros.
¿Qué problemas viste en la sociedad que te movieron a actuar?
Fundamentalmente veía dos problemas sociales: la desigualdad y la vulnerabilidad en las sociedades africanas con respecto a los riesgos climáticos. África es la región más vulnerable a este respecto. Ahora mismo vemos sus consecuencias en las continuas inundaciones por las cuales miles de personas pierden sus casas, y en las sequías, con un gran impacto en nuestra economía.
¿Cómo nace LOABOWA? ¿Qué objetivo tiene la plataforma?
Surgió como resultado de los estudios que llevé a cabo. Me familiaricé con los temas de adaptación y resiliencia climática, y pude deducir que África (y por tanto Kenia) eran los más vulnerables a los riesgos climáticos. Llegué entonces a la conclusión de que la prioridad en África eran la adaptación y la resiliencia, y no tanto la descarbonización. Decidí ponerme a trabajar en ello, y creé LOABOWA. Sus principales fundamentos, aplicados a todo lo que
hacemos, son las “bajas emisiones de carbono, residuos cero, resiliencia climática y concienciación”.
¿Quiénes formáis parte del equipo?
En LOABOWA hay actualmente cuatro miembros encargados de la compañía. Como parte de la iniciativa, tenemos además un grupo de once activistas que llamamos Afro Climate Warriors, quienes tratan de expandir la sensibilización sobre el cambio climático. Colaboran con nosotros con la intención de establecer una actuación climática continental y coordinada,
como vemos en otras partes del mundo. Esto ha sido todo un reto y el trabajo se encuentra aún en proceso.
¿Cuáles son vuestros principales proyectos en curso?
Ahora mismo, tenemos un montón de proyectos en marcha, como la edición de un libro digital para niños y adolescentes, para promover la sensibilización. También actuamos como asesores en infraestructuras que puedan mejorar la resiliencia climática de los ciudadanos en
las áreas urbanas. Por último, ofreceremos una conferencia gratuita en marzo para que la información esté más accesible.
A nivel continental, ¿colaboráis o tenéis algún tipo de proyecto con otras organizaciones similares a la vuestra?
Actualmente, para nuestra actividad de sensibilización colaboramos con plataformas internacionales como Extinction Rebellion y Fridays for future, con las que compartimos iniciativas y acciones de manera constante. Por desgracia, estas conexiones no se han traducido en una acción conjunta continental. Somos diferentes organizaciones que todavía trabajamos aisladas unas de otras. Esto se puede deber a que aún existen lagunas de
comunicación e información a lo largo del continente.
Vuestra plataforma está muy comprometida no solo con la causa en contra del cambio climático, sino también a favor de la justicia social. ¿Qué efectos tienen el cambio climático y la huella de dióxido de carbono en la vida de los kenianos?
Primeramente afecta nuestro sistema de producción alimentaria. La agricultura es un pilar importante de nuestra economía, con lo que todos estos riesgos climáticos repercuten en los ingresos de los campesinos y sus familias. Esto no solo sacude la economía de las zonas rurales, también tiene su efecto en las urbanas, ya que provoca desabastecimiento, y por tanto un encarecimiento de los productos en nuestras ciudades.
Vemos cómo, en los últimos años, todo tipo de proyecto continental, regional e incluso nacional trae consigo la etiqueta “desarrollo sostenible”. ¿Has apreciado algún cambio a resaltar en las políticas de desarrollo en el continente desde entonces, o lo ves simplemente como una estrategia de greenwashing?
Con respecto a la etiqueta de “desarrollo sostenible”, pienso que es importante hablar de ello, verlo reflejado en papeles y en políticas concretas, pero de momento no se está traduciendo en avances reales en el continente; quizá por parte de muchas personas, e incluso
gobiernos, se utiliza la etiqueta de “sostenible” para captar fondos. Si el proyecto se desarrollase de manera sostenible, no habría nada que discutir, pero muchas veces no es el caso. El desarrollo sostenible debe proporcionar beneficios a la población, por ejemplo: que las mujeres, los jóvenes y otros grupos desfavorecidos tengan acceso digno al empleo. Esto todavía está lejos de ser una realidad, ya que siguen siendo los grupos de población más
afectados por las altas tasas de paro.
¿Crees que las políticas verdes están integradas en el discurso de los movimientos sociales africanos?
Sí, lo creo. En el caso de Extinction Rebellion, o Fridays for future, están llenos de activistas muy jóvenes, con formación y mucha conciencia, por lo que conocen perfectamente cuáles son los verdaderos problemas y las posibles soluciones. Los veo realmente comprometidos con las políticas medioambientales, y tratan de traer la verdad al público.
No obstante, todavía no somos demasiados en esta lucha por el clima. Por ahora solo hay un puñado de jóvenes que están comprometidos con la causa. Apenas tenemos otros sectores de la población –padres, profesores, científicos e incluso políticos– que se estén uniendo. La iniciativa, por tanto, no se está traduciendo en leyes, y donde lo hace no se suelen actualizar.
Estos retrasos se deben probablemente a la falta de sensibilización con respecto a cómo nos afectará el cambio climático.
¿Cómo podemos nosotros, como africanos, dar visibilidad a las acciones que se llevan a cabo en el continente?
Extinction Rebellion está protagonizando muchas de ellas; una de las últimas fue en Uganda, donde el gobierno vendió un terreno de bosque a empresas públicas para su explotación, lo que supone la tala de muchos árboles. Al exponerlo, los activistas desvelaron el impacto medioambiental que tendría. Este es el tipo de campañas que hacen falta para hacernos
escuchar y tener una plataforma donde poder discutirlas. Con datos e internet en nuestras manos, podemos coordinarnos desde distintos continentes, y nuestras acciones pueden fácilmente convertirse en globales. Solo necesitamos plataformas que sean igualitarias y justas.
¿Qué proyectos tenéis para LOABOWA?
Para LOABOWA, hay un montón [risas], pero los principales en los que nos centramos actualmente son la creación de infraestructura con resiliencia climática en las ciudades, especialmente de microrredes de energía, agua y comida que funcionen incluso cuando las mayores redes de distribución estén bloqueadas, por ejemplo, por una inundación; entonces la gente podría seguir teniendo acceso a los suministros más esenciales hasta que todo vuelva a la normalidad.
Para las zonas rurales, la principal preocupación ahora es cómo hacer accesible la información sobre el cambio climático, ya que la brecha con las zonas urbanas es muy grande. Me gustaría enfocarme en ello durante la conferencia de marzo y hacer que la juventud participe en este experimento, en el cual tendrán que traducir la temática en cada
lengua vernácula para que llegue a sus familias de las zonas rurales. Estas poblaciones tienen que involucrarse en las acciones climáticas, y promover la sensibilización es un punto principal para generar cambios de comportamiento.
Espero que “conocer” lo que está pasando les lleve a empezar a adaptarse y ayudarse, en vez de esperar que el gobierno u otros actores se involucren. Otro plan que tenemos en mente es abrir una tienda online para vender productos de baja emisión y sostenibles que puedan ayudarnos a cumplir nuestra misión como empresa.
Algunos de estos productos son geles de baño rellenables o compresas reusables, para que la gente reduzca su huella de carbono.