Zambia, al igual que otros países africanos, apenas ocupa espacio en las páginas o las escaletas de los medios internacionales. Allí, organizaciones locales trabajan día a día para fomentar cambios positivos en las comunidades y se convierten en motor para la población local debido a su proximidad tanto geográfica como cultural. Dichas organizaciones se encuentran integradas en la sociedad y debido a su proximidad, tanto geográfica como cultural, sirven de motor para la población local. Son instituciones con raíces locales que tienen una experiencia vital en las relaciones interpersonales y afectivas en la vida cotidiana de las personas. Un ejemplo de ello es la Malalo Sport Foundation (MSF), localizada en la ciudad de Chililabombwe. Malalo significa ‘puentes’ en el idioma local, palabra que define el objetivo principal de la organización.
Kebby Thijesko, administrador voluntario y director de la Fundación, nos cuenta cómo el deporte, la educación y la innovación brindan a los jóvenes la oportunidad de involucrarse en un grupo y de dar forma a su futuro.
¡Hola, Kebby! Cuéntanos un poco sobre ti y explícanos qué es Malalo Sports Foundation.
Hola, Andrea, muchas gracias por esta oportunidad. Mi nombre es Kebby Thijesko Shampongo, administrador voluntario y director ejecutivo. Nuestro objetivo principal es utilizar el deporte como un vehículo de cambio para los jóvenes. En los programas incorporamos mensajes sobre habilidades para la vida con el fin de hacer de la arena deportiva un puente para el aprendizaje y el desarrollo individual. Esos mensajes están especialmente relacionados con los desafíos planteados en los primeros cinco Objetivos de Desarrollo Sostenible: fin de la pobreza, hambre cero, buena salud y bienestar, educación de calidad e igualdad de género. Además, buscamos sensibilizar a la comunidad sobre el VIH y brindar esperanza a los jóvenes mediante la creación de oportunidades de empleo. También, se patrocinan y llevan a cabo lecciones comunitarias gratuitas sobre el VIH en nuestras comunidades.
¿Cómo nació la Malalo Sports Foundation?
En 2003, la creamos tres jóvenes de Chililabombwe: Able Chewe, Damas Musonda y yo. En aquel entonces nos motivaba el poder aportar un cambio social a nuestras comunidades. Estuvimos estudiando cuál era la mejor herramienta con la que poder ayudar y la encontramos a través de algo que unía a muchos jóvenes: el fútbol. Desde pequeños el deporte es una vía de escape para muchos jóvenes en Chililabombwe. Es por ello que decidimos establecer una academia de fútbol para niños y niñas, en la cual se trabaja en estrecha colaboración con los colegios para integrar a los jóvenes en el regreso a la escuela. También quisimos promover la inclusión de las niñas en todas las actividades de la academia, ya que uno de nuestros objetivos principales era poder construir un centro de excelencia para combinar tanto el deporte como la educación con perspectiva de género. De ahí nació Malalo Sports Foundation.
Desde tu punto de vista, ¿en qué medida este tipo de organizaciones pueden tener un impacto real en el desarrollo de los jóvenes?
Organizaciones como MSF son verdaderos métodos de cambio social en las comunidades, ya que identifican un problema y diseñan una solución a corto plazo, además de buscar el consenso con otras partes interesadas. Esto proporciona un ejemplo para los demás sectores del desarrollo humano. Un ejemplo de que el talento intelectual de los jóvenes en las comunidades puede generar cambios, ya sean sociales, científicos o de cualquier otra índole del desarrollo humano. En nuestro caso, brindar esperanza a los jóvenes dentro de la sociedad es uno de los caminos a seguir para su desarrollo. Promocionamos becas de educación para aquellos jóvenes que no pueden pagarse su educación y, sobre todo, intentamos involucrarlos en ligas de fútbol africanas y en torneos organizados mediante programas de intercambio.
¿Puedes contarnos cuál es la realidad del país? Sobre todo, en este último año, en el que el coronavirus ha irrumpido en todo el mundo.
Somos extrañamente afortunados de que la pandemia no haya tenido efectos devastadores, tal y como se proyectó con una población de casi 18 millones. La pandemia no ha dejado efectos tan demoledores como en otros países. Sin embargo, nuestras estadísticas tienden a fallar debido a la falta de instalaciones, especialmente en áreas densamente pobladas. Debido a las restricciones y cierres, los niveles de pobreza en Zambia han alcanzado niveles altos, ya que tenemos personas que necesitan alimentos y medicinas. Los niveles de desempleo se han elevado y la gente está luchando para llegar a fin de mes.
¿Cómo animarías a los jóvenes a participar en el emprendimiento social y el trabajo comunitario?
Los desafíos de la sociedad requieren un esfuerzo conjunto y un análisis crítico de la situación. Me gustaría animar a los jóvenes a participar en las innovaciones sociales y, sobre todo, a mantener ese espíritu dentro de sus comunidades, ya que las soluciones recaen en nosotros y en nadie más. Poder ver los pequeños cambios que surgen a raíz de una buena educación y el disfrute de herramientas como el fútbol es alentador. Los lujos globales que disfrutamos hoy en día fueron el resultado de otros seres humanos preocupados como nosotros.
El mensaje clave que se ha de tener presente en estos tiempos es que el potencial de crecimiento de las organizaciones locales en Zambia permanece en gran parte sin explotar. No se encuentra a una escala lo suficientemente grande como para que exista un conocimiento generalizado al respecto. Es por eso que es necesario construir conciencia sobre el tema y resaltar el impacto positivo que se ha creado a través de estas actividades a escala local, en sitios como Chililabombwe, donde los jóvenes son los protagonistas de este cambio.