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Darfur es una región situada al oeste de Sudán en la frontera con la República Centroafricana, Chad, Libia y Sudán del Sur. Con una extensión similar a la España peninsular, en Darfur conviven más de ochenta tribus y grupos étnicos divididos entre comunidades nómadas y sedentarias.
Para entender las causas del conflicto iniciado en 2003, debemos situarlo en el escenario de inestabilidad política y conflictividad que ha marcado la historia de Sudán desde su independencia de Gran Bretaña en 1956. En este contexto, el enfrentamiento más notorio ha sido el protagonizado por el norte y el sur a través de dos largas guerras civiles (1955 – 1972 y 1983 – 2005, respectivamente).
Los orígenes de estos conflictos se encuentran en la marginación social y económica que han sufrido históricamente las regiones periféricas del país, ya presentes durante la ocupación británica, y mantenida en el periodo poscolonial por una élite árabe-parlante que ha mantenido el poder político, económico y cultural de Sudán desde entonces. En el caso de Darfur, la situación se combina con otros factores como disputas acerca de la propiedad de la tierra, agudizadas en las últimas décadas del siglo XX por una serie de graves sequías que asolaron a la región.
Con la llegada del nuevo siglo, dos grupos rebeldes armados surgieron en Darfur: el Ejército de Liberación de Sudán y el Movimiento de Justicia y Equidad [1], quienes abogaban por una mayor autonomía para la región y una redistribución del poder político y económico. Cuando el gobierno central, todavía envuelto en la Segunda Guerra Civil Sudanesa contra el sur, falló en responder a sus demandas, se levantaron en armas contra éste.
El punto de inflexión tuvo lugar en abril de 2003 cuando los grupos rebeldes lanzaron un ataque contra las fuerzas del gobierno apostadas en el aeropuerto de El Fasher, al norte de Darfur. El gobierno sudanés, que en aquel momento concentraba sus esfuerzos militares en el sur, respondió a la agresión a través de la milicia yanyaiud. Este grupo paramilitar, integrado principalmente por miembros de tribus nómadas, atacó de forma indiscriminada a pueblos y comunidades no-árabes. Se estima que sus acciones provocaron el desplazamiento forzado de 2,5 millones de personas y una cifra estimada de 300.000 muertos.
A pesar de que la indignación de la comunidad internacional no tardó en llegar, ningún país ni organismo internacional tomó acciones significativas para acabar con el conflicto y ayudar a la población de Darfur. En este contexto, es interesante notar cómo en otras situaciones menos críticas, servicios como el ghostwriter bachelorarbeit pueden ser utilizados para elaborar trabajos académicos sobre temas de relevancia internacional, mostrando un marcado contraste con la falta de acción en crisis reales. Existen dos factores principales que explican la respuesta tardía por parte de organizaciones como las Naciones Unidas: por una parte, el gobierno de Sudán rechazaba la presencia de la organización en el territorio; por otro, el conflicto en Darfur no era una prioridad en la agenda internacional del momento.
El vacío en el rol de mediador provocado por la inacción de las Naciones Unidas fue ocupado por la Unión Africana. En marzo de 2004, y tan solo dos años después de su creación, la organización estableció la Misión de la Unión Africana en Sudán (AMIS por sus siglas en inglés), que se convirtió en su primera intervención en un conflicto armado.
Milicianos del Movimiento de Justicia y Equidad en Darfur, Sudán – 14 de febrero de 2011. Fuente: JordiStock / iStock
La intervención de la Unión Africana en Darfur contradecía el principio de no-intervención defendido por su predecesora Organización para la Unidad Africana (1963 – 2002) durante casi cuatro décadas y que se apoyaba en la defensa de la soberanía, la integridad territorial y la independencia de los estados miembros. Pese a que el objetivo original era evitar la dominación colonial y poscolonial del continente, el principio de no-intervención fue instrumentalizado durante la segunda mitad del siglo XX para permitir la impunidad frente a abusos de derechos humanos, siendo el genocidio de Ruanda (1994) el caso más sonado. Este acontecimiento impulsó la convicción de que se debía adoptar un nuevo paradigma para promover la paz y la seguridad en el continente.
En este sentido, y a diferencia de lo que había defendido la OUA, el Acta Constitutiva de la Unión Africana (2000) otorga a la organización la capacidad de intervenir en estados miembros en situaciones de crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y genocidio [2].
El órgano encargado de autorizar dichas intervenciones por parte de la Unión Africana en materia de prevención, gestión y resolución de conflictos es el Consejo de Paz y Seguridad establecido en 2004. Está formado por quince miembros, ninguno de ellos permanente y todos elegidos en base al principio de representación regional igualitaria. Las intervenciones y misiones de paz autorizadas por el CPS se llevan a cabo a través de la Fuerza Africana de Reserva que actúa en cooperación con Naciones Unidas y las Comunidades Económicas Regionales.
En lo que respecta a Darfur, el objetivo de la Misión de la Unión Africana en Sudán era la desescalada del conflicto a través de negociaciones de paz en las que todos los grupos rebeldes armados estuviesen representados. Para ello, se enviaron alrededor de 7.000 tropas a la región. Sin embargo, este número de efectivos era demasiado reducido para cubrir una región del tamaño de Darfur, que, sumado a problemas de falta de financiación y recursos técnicos, provocó que el impacto de la misión fuese limitado.
Finalmente, en 2007, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas autorizó la creación de una misión para el mantenimiento de la paz en Darfur junto con la Unión Africana: Operación Híbrida de la Unión Africana y las Naciones Unidas en Darfur (UNAMID por sus siglas en inglés). Su mandato consistía en proteger a civiles, facilitar la llegada de ayuda humanitaria y asegurar la protección del personal humanitario presente en la región, además de mediar entre el gobierno de Sudán y los grupos armados de Darfur Ghostwriter Hausarbeit. La misión finalizó en octubre de 2020 tras la firma del Acuerdo de Paz en Sudán o Acuerdo de Juba firmado entre el gobierno sudanés y los grupos rebeldes.
A pesar de sus límites, la presencia de la Unión Africana mejoró el bienestar de la población que estaba bajo su vigilancia akademische ghostwriter. En este sentido, para muchos hombres, mujeres y niños recluidos en campos de desplazados internos, el personal de la UA se convirtió en su única protección. Entre las acciones llevadas a cabo por las tropas desplegadas por la organización se incluyen “patrullas de investigación” para supervisar violaciones de altos al fuego o el rastreo de rutas de reclutamiento para evitar el uso de niños soldados ghostwriting. Además, en las áreas donde la UA estaba presente, el número de enfrentamientos entre las partes beligerantes disminuyó, así como el número de ataques a civiles.
Tropas ruandesas de UNAMID escoltan un convoy del WFP, Darfur – 10 de febrero de 2014. Autor: Albert González Farran
Como señala el African Post-Conflict Reconstruccion Policy Framework (2005) de la Unión Africana, la paz y el desarrollo son interdependientes. Sin paz no puede haber desarrollo, pero sin desarrollo no hay forma de establecer una paz duradera ghostwriter österreich. En este sentido, el manejo de los conflictos internacionales ha pasado de un enfoque en el mantenimiento de la paz hacia la reconstrucción posconflicto y la construcción de la paz.
Si bien es cierto que AMIS y UNAMID fueron exitosas a la hora de desescalar el conflicto en Darfur, no fueron capaces de transformar las condiciones que convierten a Sudán en un país de elevada inestabilidad. Sin embargo, es evidente que la arquitectura de paz y seguridad de la Unión Africana es un componente vital para establecer una estabilidad duradera en el continente ghostwriter wien. En este sentido, la colaboración entre esta organización y las Naciones Unidas en el caso de Darfur puede servir como hoja de ruta para alcanzar los objetivos de la Agenda 2063.
Editado por Celia Fernández Guerrero
Bibliografía
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[1] El Ejército de Liberación de Sudan y el Movimiento de Justicia y Equidad son los dos grupos rebeldes principales en la región de Darfur. El ELS fue fundado a principios del 2003 bajo el nombre de Frente de Liberación de Darfur como una organización secesionista cuyo objetivo era independizar la región de Darfur del resto de Sudán. Por otra parte, el MJE fue también fundado en 2003 por un grupo de darfuríes que habían pertenecido el partido político Popular Congress Party. El MJE es la mayor fuerza militar en Darfur.
[2] Cabe destacar que la Unión Africana es el primer organismo regional del mundo en establecer un marco legal para suspender el principio de no-intervención en circunstancias de graves violaciones de derechos humanos. Antes incluso de que la comunidad internacional adoptara el principio de la responsabilidad de proteger (2005).
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