El continente africano está viviendo el mayor proceso de urbanización de todo el mundo. Esto significa que las ciudades están acogiendo la mayor parte de la población y de la actividad económica de los países.
Hoy en día, todos los países y regiones del mundo experimentan procesos migratorios en sus territorios. El continente africano está en constante ebullición, ya que su población no deja de crecer. El informe de Naciones Unidas sobre las Perspectivas Demográficas de 2019 estima que la población del África del sur del Sáhara se va a doblar en 2050, alcanzando el 23% de la población mundial (2.200 millones). Prácticamente uno de cada cuatro habitantes del mundo vivirá en esta región. Esto supone un enorme reto demográfico, migratorio y medioambiental, al mismo tiempo que ofrece una gran oportunidad de crecimiento económico y social en un mundo con una población cada vez más envejecida.
Voces de la diáspora es un proyecto para recopilar las memorias de la diáspora africana en España. Desde Puerta de África queremos conocer sus vivencias y comprender de primera mano cómo es y cómo se vive en los diferentes países del continente. En este primer capítulo, Silvia Ayang, nos habla de Guinea Ecuatorial.
El pasado 22 de junio, el ministro de asuntos exteriores egipcio Sameh Shoukry acusaba a Etiopía de actuar irresponsablemente al seguir adelante con la construcción de la Presa del Renacimiento.
Históricamente España ha estado estrechamente vinculado al continente africano tanto por medio de relaciones comerciales, cooperación militar e incluso población. El cambio climático, los efectos del COVID 19 o la seguridad en regiones como el Sahel pueden marcar el futuro de África e influencia el devenir de España, por lo que el refuerzo de la asociación militar se ha tornado una prioridad.
La muerte de George Floyd ha propiciado una oleada de protestas masivas a nivel internacional, empezando por Estados Unidos y extendiéndose al resto de continentes, con la intención de poner de manifiesto el racismo sistémico y la discriminación institucional que millones de personas sufren por su color de piel o su etnia.
La inmigración del continente africano se ha visto como una amenaza. El uso de las personas como arma ha hecho a Europa tomar una respuesta defensiva ante ella, dejando atrás la defensa de las vidas humanas.
Existen diversos factores que afectan a la salud y el bienestar de las personas y aumentan el riesgo de sufrir, o ser más vulnerables, a determinadas enfermedades. Entre ellos se encuentran las condiciones del sistema sanitario local y la facilidad para acceder a él, la contaminación, una alimentación escasa o inadecuada y la sobrecarga física debida a trabajos que producen gran desgaste. Todos estos factores se dan frecuentemente entre las personas que viven en situación de pobreza, pero además, a ellos se suman otros riesgos derivados de las condiciones poco adecuadas del lugar en el que habitan.
Hace menos de una semana la estatua del colonizador y rey belga Leopoldo II amaneció pintada de rojo como símbolo de rechazo a su actividad conquistadora y saqueadora sobre la República Democrática del Congo. De la misma forma, la figura del traficante de esclavos Edward Colston, cuya presencia era alabada desde 1895, fue tumbada y arrojada sobre un río en Bristol; como una declaración de intenciones para terminar con todo símbolo colonial, de los cuales deriva la opresión sistémica que ha sido duramente criticada desde la muerte de George Floyd, el pasado 25 de mayo.
El 25 de mayo, el día de África, la Oficina de la enviada especial para la juventud, Aya Chebbi, de la Unión Africana, organizó la conferencia: ¿cómo la juventud puede silenciar las armas? Durante la conferencia se examinó cómo las agendas que no consideran a la juventud en sus políticas son más susceptibles de fracasar.