El grafiti como forma de expresión artística y cultural impregna desde hace décadas las calles de la ciudad de Dakar, Senegal. La primera generación de graffeurs, como allí se conoce a estos artistas murales, son jóvenes nacidos entre los años 1975 y 1985, que descubrieron esta expresión artística a través del movimiento estadounidense del hiphop. En revistas y portadas de discos vieron por primera vez unos trabajos que pronto les inspiraron, a pesar de contar con muy pocos medios y tener que recurrir a materiales como el carbón en sus primeros intentos.
Pero la expansión de los murales tiene un momento definido, vinculado al movimiento Set Setal, que surge de la reacción de la comunidad más joven a la crisis de valores de su entorno. El nombre deja clara la intención, el significado en wolof de Set es limpio y Setal, limpiar. A la suciedad y degradación del territorio provocada por la ineficiencia de los servicios públicos se une la falta de cuidado por parte de los vecinos. El movimiento nace como un acto de rebeldía a la situación política y social. La idea de limpieza tiene una doble vertiente, tanto física como moral. Además de acabar con la suciedad de los distritos de Dakar, pretende, a través de imágenes, fomentar los valores de la tradición, la familia y promover la educación, la higiene o el rechazo a las drogas.
Este movimiento se forja en los distritos de la periferia, en los que la falta de servicios de recogida de basura o canalización de aguas, descuidados por las autoridades públicas, transmiten la sensación de abandono. Los ciudadanos, lejos de la vida en comunidad de las aldeas tradicionales, se trasladan a una urbe en la que, sin ese sentimiento de pertenencia, las calles no son un espacio que requiera de su cuidado.
Ante esta realidad de que las calles se descuidan porque no son de nadie, los jóvenes toman las riendas y, como expresa Big Key, uno de los primeros graffeurs, reclaman que “Las paredes son de todos… Lo único es que, si lo son, hay que usarlas correctamente”, y así lo hacen, con pinturas murales cargadas de iconografía. La representación de líderes políticos y religiosos es una de las más recurrentes para concienciar a la población. La creación de murales forma parte de un programa de actividades culturales, educativas y deportivas que organiza a asociaciones de los diferentes distritos y grupos de residentes para realizar las jornadas de limpieza.
La idea del grafiti como herramienta para lanzar mensajes de sensibilización, más allá de lo estético o la expresión personal, es compartida por todas las generaciones de graffeurs senegaleses. Una de las circunstancias que ha facilitado su difusión es que en Senegal no está prohibido, al contrario, instituciones y vecinos lo valoran por su capacidad para embellecer espacios públicos degradados. Los artistas, conscientes de su influencia y su capacidad de liderazgo, sienten que en su trabajo es imposible separar la creación de algo atractivo y la educación. En palabras de Docta, uno de los pioneros del grafiti: “Es nuestra identidad. Somos cien por cien sociales, muy comprometidos con lo que hacemos”.
La fuerza del movimiento facilitó que en 2009 el colectivo Doxandem, liderado por Docta, organizara la primera jornada de Festigraff, conocido como “el festival de grafiti más antiguo de África”. Su objetivo es potenciar la creatividad, la unión entre artistas locales e internacionales y la formación de jóvenes. Se celebra cada año y, durante diez días, los artistas trabajan una temática elegida que inspira a la población a una acción positiva. A cada uno se le asigna la palabra de una frase o un personaje para que la dibujen y, al final, cada creación individual toma sentido en el conjunto.
Durante los últimos diez años, la capital senegalesa ha acogido estas jornadas, uniendo a artistas de los cinco continentes. Pero en 2020, los graffeurs de los colectivos Doxandem Squad, RBS Crew y Undu Graffiti se movilizan antes de la fecha prevista para el festival y sin la compañía de artistas foráneos. En el mes de marzo, con la expansión del coronavirus a lo largo del país y conscientes de que muchos ciudadanos, por falta de medios o formación, no tenían acceso a la información sobre medidas básicas de actuación frente al contagio, deciden actuar.
A través de imágenes muy representativas, en diferentes barrios de las afueras de la ciudad, muestran la importancia de lavarse las manos, toser correctamente, el número del servicio de emergencia e incluso homenajean a los sanitarios. El éxito de estas acciones llevó a que fueran replicadas en otros países del África Occidental como Benín, Guinea o Togo, al igual que en su momento el movimiento Set Setal fue replicado más allá de la ciudad.
La falta de medios y la acción política supuso el fin de Set Setal, pero acciones como estas demuestran que el espíritu comprometido de su fundación y el empeño por cambiar la ciudad permanece vivo, demostrando así que la cultura y el arte son una potente herramienta de transformación social.
Artículo editado por Paula Sancho.
Referencias
Rabine, L. W. (2014). “These Walls Belongs to Everybody” The Graffiti Art Movement in Dakar. African Studies Quarterly, volume 14, issue 3. Disponible en: http://asq.africa.ufl.edu/files/Volume-14-Issue-3-Rabine.pdf
Jezequel, S. (Director). (1992). Set Setal: walls that talk. [Documental]. TVI Plus, UNESCO OPI. Disponible en: https://www.unesco.org/archives/multimedia/document-3962
Leduc-Gueye, C. (2016). Du Set Setal au Festigraff: l’evolution mural de la ville de Dakar. Cahiers du Narratologie, 30. Disponible en https://journals.openedition.org/narratologie/7463
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